Un espacio en donde la perfección de la naturaleza reinaba, la diversidad animal y vegetal prosperaba y la belleza paisajística enmarcaba uno de los ecosistemas más ricos: los humedales, fue vertiginosamente y en poco tiempo cambiado por cemento, ladrillo de construcciones invasivas y desordenadas, por basuras, escombros, subdesarrollo, contaminación, tugurios...

Esta problemática es recurrente en los humedales de Bogotá, una ciudad con una riqueza hídrica invaluable que por negligencia y apatía de sus habitantes, perdió cerca de 59 mil hectáreas de humedales equivalentes a la pérdida de 3 hectáreas de humedal por día desde hace 50 años. Los daños ambientas superan los 65 mil millones de pesos, aunque reparar el daño es imposible. La ciudad de Bogotá cuanta actualmente con tan solo 800 hectáreas de humedales lo que equivale al 1 % de su riqueza hídrica inicial.

Sin embargo el humedal de la Vaca ubicado al sur occidente de la ciudad en la localidad de Kennedy, el cual se le diagnosticó un deterioro muy severo, empezó un proyecto de recuperación de los recursos hídricos liderado por la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá. Con una inversión de tres mil millones de pesos se realizo la reubicación de 150 familias, la remoción de escombros y sedimentos, y la separación de las aguas lluvias de las aguas negras.

Los humedales son un complejo y frágil ecosistema que albergan gran diversidad de especies, son reguladores hídricos, es decir previenen inundaciones, sirven de albergue de especies migratorias, además alojan especies nativas únicas en el mundo, que con la desaparición del humedal desaparecían del planeta para siempre.

La única alternativa es la conservación, siembre un humedal en tu corazón.
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