El municipio de Subachoque se ubica a 45 kilómetros de la ciudad de Bogotá, en la provincia de sabana de occidente.
Es un municipio rico en paisajes e historias, que requiere ser nombrado cuando se relata la historia ancestral muisca, la historia de la colonización española, las guerras civiles en la era republicana, el desarrollo industrial de la sabana de Bogotá, e incluso, la historia de la aviación en Colombia. Y es que de cada periodo quedan notables vestigios. El mismo nombre del municipio, Subachoque, es un vocablo muisca que significa “Frente de Trabajo”
Igualmente quedan vestigios de los asentamientos españoles promovidos por la Real Audiencia, que obligó el desplazamiento de las comunidades indígenas a los municipios vecinos. Se conserva también el camino real de el Tablazo, que atraviesa indómitos paisajes de páramo e imponentes montañas.
Justamente los escenarios naturales son uno de los mayores atractivos del municipio. Entre ellos el cerro y páramo el Carrasposo, la laguna Encantada, cerro y páramo de la Soldadezca, los pantanos de Arce y el cerro el Tablazo, llamado también “el balcón de Colombia” por su sin igual vista.
Además de la vista panorámica sobre la provincia del Gualivá, la escarpada cuchilla del cerro el Tablazo merece una mención en la historia de la aviación civil en Colombia, no en vano se le conoce como el “cementerio de aviones”. Uno de los mayores siniestros aéreos ocurrió en 1947, en el que murieron 53 pasajeros de un avión de Avianca. Se dice que para la fecha se le consideró uno de los más trágicos accidentes de la aviación. Otros accidentes de avionetas, menores aunque igualmente fatales, ocurrieron en 1946, 1947, 1968 y 1972.
Además de accidentes aéreos estos paisajes fueron testigos de confrontaciones, como la batalla de Subachoque, que enfrento a Tomas Cipriano de Mosquera y Mariano Ospina Rodríguez, en cabeza de el general Joaquín París, en 1861.
Cerca al Tablazo se encuentra el Pantano de Arce un complemento perfecto al imponente paisaje. Se trata de un embalse construido para el abastecimiento de agua en el municipio.
En los diferentes cerros es posible encontrar imponentes páramos con sus característicos frailejones (Espeletia grandiflora), variedad de formaciones rocosas y cuevas. Es oportuno hacer un llamado a las autoridades y comunidad para proteger este patrimonio ambiental, salvaguardarlo de la minería que devora la sabana de Bogotá y proteger los páramos del avance de los cultivos de papa.
Aves de Subachoque
Es también un excelente escenario para la observación de aves. En la caminata con el grupo Re-Korridos del 10 de marzo de 2013 fue posible ver ejemplares de rey del bosque (Pheucticus aureoventris), viudita de rio (Sayornis nigricans), reinita gorjinaranja (Dendroica fusca) migratoria del norte, clarinero (Anisognathus igniventris), águila de Páramo (Geranoaetus melanoleucus) y colibrí cometa colinegro (Lesbia victoriae)
Patrimonio industrial
En cuanto a patrimonio industrial la inspección de la Pradera ofrece un interesante ejemplo. A mediados del siglo XX se estableció la ferrería de la Pradera dando lugar al asentamiento urbano de igual nombre. La fundación de la empresa siderúrgica estuvo a cargo de los hermanos Julio y Pablo Barriga Villa y Alejandro Arango. Esta empresa produjo por primera vez en Colombia rieles y acero estructural, según reza un placa en uno de los hornos. En 1990 se consolida el Museo de la Ferrería de La Pradera. El visitante encuentra allí el emplazamiento de las antiguas instalaciones del alto horno, chimeneas, túneles de conducción del aire, hornos de coke y varias de las antiguas casas donde habitaban los empresarios de la ferrería. Además de museo el lugar es un parque abierto al público, un afortunado hecho para el patrimonio industrial colombiano, uno de los más vulnerables.
Caminar por Subachoque
El acerbo de historias y riqueza natural hace de Subachoque un destino predilecto por los grupos de caminantes, que se aventuran a conocer los escenarios de páramo, bosque alto andino, bosque de niebla, cuerpos de agua y demás atractivos que vale la pena recorrer. Para hacerlo varios grupos de caminantes suelen programar actividades. Algunos de ellos son pagos como los ofrecidos por grupos como Fundación Senderos y Memoria, Salsipuedes y Caminantes del Retorno que incluyen seguro, transporte y refrigerio. Otra opción son los recorridos gratuitos como los de Re-Korridos, los patialegres o los patibravas, donde los caminantes van bajo su propia responsabilidad y asumen el transporte. En todo caso los diferentes caminos de Subachoque, el Tablazo o el Carrasposo, son destinos obligatorios para descubrir los paisajes de la Sabana de Bogotá y Cundinamarca.
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