La sorpresivamente muerte del reconocido chef y crítico culinario, Kendon MacDonald Smith sorprendió a Colombia, al gremio de chefs, y a los amantes de la buena mesa a nivel nacional e internacional.
Si hay algo que destacar en Kendon es su pasión, esa pasión que le imprimió a sus recetas y que llevó a este danés a venir a Colombia en búsqueda del paraíso macondiano que descubrió en "Cien años de Soledad".
Entre decenas de países para ejercer su profesión escogió a Colombia, un país no con mucha tradición en el oficio de Chef, pero si, con mucha diversidad culinaria, esa diversidad que le apasionó y le llevo a convertirse en un difusor de la gastronomía colombiana.
Y con esa misma pasión, recibió hace menos de 2 años la nacionalidad colombiana, cuando con una corbata tricolor de amarillo, azul y rojo, confirmó su compromiso con Colombia y demostró a los extranjeros que el mayor riesgo de venir a Colombia es terminar enamorado de ella.
Su papel no solamente fue de difusor de la cocina colombiana, elevó los platos más típicos de la gastronomía local a platos dignos de la cocina internacional y asumió con vehemencia su compromiso social, al apoyar por ejemplo, a la fundación Tejido Humano.
Pese a su gran corazón, este falló, y consternó al país cuando súbitamente murió en un edificio de Cali, en el momento en que se preparaba para asistir a una conferencia culinaria. Murió haciendo su vocación y murió en su patria, con el reconocimiento y admiración de muchos, y con el agradecimiento de otros cuantos que vimos en él un ejemplo de entrega por el país.
Su legado permanecerá, aunque su singular carisma y secretos culinarios los haya llevado a la tumba. Será recordado como difusor de los 'Sabores de Colombia' y un hombre de gran corazón. Que su muerte no sea el fin de su carrera culinaria si no la continuación de su largo camino en la búsqueda del anhelado Macondo.
Si hay algo que destacar en Kendon es su pasión, esa pasión que le imprimió a sus recetas y que llevó a este danés a venir a Colombia en búsqueda del paraíso macondiano que descubrió en "Cien años de Soledad".
Entre decenas de países para ejercer su profesión escogió a Colombia, un país no con mucha tradición en el oficio de Chef, pero si, con mucha diversidad culinaria, esa diversidad que le apasionó y le llevo a convertirse en un difusor de la gastronomía colombiana.
Y con esa misma pasión, recibió hace menos de 2 años la nacionalidad colombiana, cuando con una corbata tricolor de amarillo, azul y rojo, confirmó su compromiso con Colombia y demostró a los extranjeros que el mayor riesgo de venir a Colombia es terminar enamorado de ella.
Su papel no solamente fue de difusor de la cocina colombiana, elevó los platos más típicos de la gastronomía local a platos dignos de la cocina internacional y asumió con vehemencia su compromiso social, al apoyar por ejemplo, a la fundación Tejido Humano.
Pese a su gran corazón, este falló, y consternó al país cuando súbitamente murió en un edificio de Cali, en el momento en que se preparaba para asistir a una conferencia culinaria. Murió haciendo su vocación y murió en su patria, con el reconocimiento y admiración de muchos, y con el agradecimiento de otros cuantos que vimos en él un ejemplo de entrega por el país.
Su legado permanecerá, aunque su singular carisma y secretos culinarios los haya llevado a la tumba. Será recordado como difusor de los 'Sabores de Colombia' y un hombre de gran corazón. Que su muerte no sea el fin de su carrera culinaria si no la continuación de su largo camino en la búsqueda del anhelado Macondo.
6:01 p. m. |
Category:
chef,
cocina internacional,
Colombia,
gastronomía,
homenaje,
Kendon MacDonald
|
0
comentarios
Comments (0)